Bioethics
ABORTO-EUTANASIA: UN DILEMA ÉTICO EN NUESTRA SOCIEDAD
No cabe la menor que dos de los temas más controvertidos, espinosos y que mayor debate suscita en nuestra sociedad hoy en día son el tema del aborto y la eutanasia. Ambas cuestiones son tema de actualidad y han originado una fuerte controversia entre los partidarios que defienden el derecho al aborto y/ o la eutanasia y los detractores que se oponen rotundamente a cualquier forma de aniquilación de la vida. Tanto el aborto y la eutanasia han planteado y plantean un serio dilema ético y moral en la sociedad de aquellos países en que está regularizada jurídica o legalmente. No es raro presenciar eventualmente algún tipo de manifestación en la calle que defienden o bien recriminan el derecho al aborto o la eutanasia. En algunos países se ha originado una confrontación política y ética entre Iglesia-Estado por permitirse el derecho tanto del aborto y/o de la eutanasia por atentar a la moral cristiana. En nuestro país el derecho al aborto terapéutico está amparado jurídicamente desde hace casi 24 años en los siguientes supuestos que contempla la ley: violación, malformaciones en el feto y en el caso de que el nacimiento de bebé provoque un serio peligro para la vida de la progenitora. En todos los demás caso está tajantemente prohibido el aborto. Muchos manifestantes pro vida creen que existe en nuestro país un vacío legal que facilita una cierta permisividad a la hora de permitir un hecho, el aborto, que en base a la moral cristiana es totalmente reprobable.
Por otra parte, con la propuesta para la reforma de la ley del aborto que pretende impulsar el gobierno que preside José Luís Rodríguez Zapatero se permitirá la interrupción voluntaria del embarazo (aborto libre) hasta las 14 semanas de gestación a todas las mujeres menores de entre 16 y 18 años sin el permiso de los padres, ampliándose a 22 semanas en el caso de que embrión sufra algún tipo de malformación o en el supuesto de que pueda correr peligro la vida de la progenitora. En estos últimos supuestos para llevar a cabo el aborto es necesario un dictamen de un médico especialista cuando sea otro médico el que practique el aborto. Igualmente, con la reforma de la ley del aborto se pretende crear un marco jurídico en el que se proteja el derecho de aquellas personas que opten libre y voluntariamente por este tipo de práctica sin que tengan que ser juzgadas por la vía penal en el caso de cometer una ilegalidad. Esta controvertida reforma ha creado un profundo y polémico debate político y social entre partidarios de que se penalice y partidarios de que no se penalice la práctica del aborto. Como era de esperar, la propuesta para la reforma de la ley del aborto ha originado una confrontación entre Iglesia-Estado en el cual se discute sobre la legitimidad de una práctica que, según el Vaticano, viola principios éticos y morales, puesto que dicha práctica atenta contra la vida y la dignidad humana. Igualmente, algunos colectivos, como un grupo de 1.000 médicos y académicos han mostrado su total rechazo a que la propuesta de ley sea aprobada por el parlamento español ya que la consideran desproporcionada, inconstitucional e inmoral. Es necesario remarcar que el ordenamiento jurídico español establece que deben pasar 24 horas del nacimiento del bebé para que éste pueda adquirir el estatus jurídico de persona. Esta ley es a mi modo de ver un tanto anticuada y obsoleta, ya que considero que el embrión es una vida humana en fase de desarrollo. En mi opinión, los poderes públicos tienen la obligación moral de tutelar o preservar la vida de cualquier persona, incluso antes de producirse el acto del nacimiento. También considero que los médicos deberían tener la libertad de ejercer el derecho a la objeción de conciencia a la hora de llevar cabo la práctica del aborto en aquellos casos que estimen pertinentes.
Profundizando un poco más sobre el tema del aborto, debo reseñar que uno de los desencadenantes de la problemática del aborto tiene que ver con el sexo practicado por adolescentes o por la juventud. A pesar de que existe una gran campaña de información en nuestro país en relación al sexo, no existe una concienciación global a la hora de tomar medidas preventivas en relación a este tema (como podría ser el uso adecuado de métodos anticonceptivos), lo que conlleva en mucho casos a embarazos no deseados que en la mayoría de los casos, bien por motivos personales, económicos o familiares acaban en el aborto. Me parece triste frivolizar con un tema tan delicado y complejo como este en el que está en juego el derecho a la vida de cualquier ser humano antes de su propio nacimiento. Todas las religiones convergen en la idea de que la vida humana debe ser respetada desde el momento mismo de su concepción. La vida debe ser ensalzada, respetada y apreciada y por tal motivo no hay justificación posible para aniquilarla bajo ningún pretexto. El aborto “gratuito” e injustificado constituye un verdadero crimen contra la dignidad de la vida humana. No debe ser amparado legalmente en ningún país, salvo en aquellos en los cuales concurran una serie de circunstancias extraordinarias que obligan a hacer uso de esa práctica, como en los casos en los que contempla la ley en España. Aunque mi moral cristiana no acepta aniquilar una vida concebida, como ocurre en la fase embrionaria, a través del acto frívolo y inmoral como ocurre en el aborto. A pesar de que ciertos preceptos de la Iglesia no se adaptan al contexto histórico y social actual, comparto la idea, tal y como argumenta el Vaticano, que el uso indebido, permisivo, incontrolado y frívolo que se acomete con el aborto debería ser jurídicamente castigado. El aborto es un pecado que atenta uno de los mandamientos de Dios, que es el derecho a la vida por encima de todo de cualquier criatura desde el momento mismo de su concepción. En la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas ampara el derecho a la vida de cualquier ser humano, ya que el feto o el embrión es una vida humana en fase de maduración y desarrollo. He visto episodios dramáticos en relación al desprecio humano por la vida de criaturas indefensas e inocentes, como casos en que bebés son abandonadas a su suerte en la calles o arrojados a un contenedor con toda la sangre fría e inhumanidad, como si fuesen basura. ¿Existe algún tipo de justificación para cometer este tipo de actos inhumanos, despiadados e inmorales?; ¿Acaso este tipo de actos deben quedar legalmente impunes?; ¿Cómo es posible que el ser humano pueda caer en esa bajeza moral tan grande? La verdad es que tipo de actos, al igual que aborto, son conductas execrables, repulsivas e indignantes. Constituyen verdaderos crímenes contra la moral, el valor y la dignidad de la vida humana. Finalmente, debo aportar un estudio científico llevado a cabo por la OMS (Organización Mundial de la Salud) según el cual se descubrió que aquellas personas que han abortado alguna vez en su vida han llegado desarrollar a largo plazo en la mayoría de los casos determinadas enfermedades, como la depresión, el estrés, la ansiedad, el insomnio o síntomas de malestar. Este estudio refleja que el aborto en sí mismo no solo atenta contra la vida y dignidad humana, sino que además puede potencialmente acarrear una serie de consecuencias nefastas para la salud física y/o mental de los progenitores en el futuro.
En cuanto a la eutanasia, creo que es un tema tanto o quizás más delicado que el aborto. La eutanasia es un medio para acabar con el sufrimiento humano y poner fin a la vida. En relación a este tema, dos de los casos más sangrantes son el de Eluana Englaro y Reginald Crew. El caso de Eluana tiene muchos resortes, ya que esta mujer estuvo en coma vegetativo durante 17 años tras sufrir un accidente de tránsito en 1992. Durante esos 17 años fue alimentada artificialmente por medio de una sonda para mantenerla con vida, falleciendo posteriormente tras una autorización del Tribunal Supremo que permitió su desconexión. Este caso causó una gran polémica en Italia, ya que ciertos colectivos, como el Vaticano e incluso el propio parlamento italiano (en el Senado de ese país de debatía la propuesta para lanzar un proyecto de ley para prohibir la muerte inducida a Eluana), estaban en contra de que se desconectase la sonda que alimentaba a esta joven. Su fatal muerte causó una profunda conmoción en Italia y en medio mundo y reabrió el debate en torno a la eutanasia. Gracias a Dios, Eluana pudo por fin descansar en paz, logrando de este modo mitigar el dolor y el sufrimiento de sus familiares.
El otro caso no menos conmovedor es del británico Reginald Crew que padecía una enfermedad degenerativa y que acudió a Zúrich (Suiza) con el propósito de poner fin a su vida por medio de Dignitas, una ONG suiza que ayuda mediante la muerte inducida a aquellas personas que estén padeciendo una enfermedad terminal y quieran poner fin a su sufrimiento. Este caso trascendió a la luz pública, ya que la BBC ha emitido un documental en el que mostraba el suicido asistido de este hombre. La razón por la cual se trasladaron su mujer y él a Suiza fue porque las leyes en favor de la eutanasia no son tan restrictivas como en Gran Bretaña. Si bien es cierto que en Suiza el suicidio asistido no es legal con ciertas reservas. Para acabar con su sufrimiento, Reginald Crew, de 74 años, injirió una droga letal facilitada por un asistente de Dignitas. Mientras injería la dosis letal que pondría fin a su vida estaba acompañado por su esposa de 71 años, a la vez que se oía música clásica de fondo, todo siendo grabado por colaboradores de Dignitas. Las escenas de su lenta y durísima agonía emitidas por la BBC han provocado una gran conmoción, polémica e indignación en todo el Reino Unido por convertir un hecho, la muerte asistida de ese hombre, en un lamentable e inmoral espectáculo morboso televisivo con fines de elevar los varemos de audiencia de dicha cadena. Me parece triste que se frivolice sobre este asunto, la eutanasia, convirtiéndolo, como ocurrió con el caso de Reginald Crew, en un “reality show”. Aunque es posible que el documental intentó reflejar o mostrar a la sociedad un problema muy serio y delicado, como es la eutanasia, para poder reabrir un debate público que tenga como fin la legalización de este tipo de práctica. Después de ver el documental, yo me pregunto: ¿Hasta dónde llega el derecho a la información?; ¿Es moral convertir un hecho trágico personal en un espectáculo televisivo?; ¿Dónde está la línea entre el derecho a la información y la libertad de censura?; ¿Es legítimo y moral convertir un drama personal en “propaganda televisiva” a favor de la eutanasia?;
Esos eran los dos casos, el de Eluana Englaro y Reginald Crew, de los cuales me quería hacer por su impacto social y mediático, sin desmerecer otros muchos otros casos en el mundo que no han trascendido a la luz pública y que han sido mantenidos en el anonimato (en España uno de los casos más conocidos es el del gallego Ramón Sampedro, que murió asistidamente tras estar bastantes años postrado en cama debido a una enfermedad degenerativa, siendo su conmovedora historia adaptada al cine, logrando la película el reconocimiento mundial tras ganar un gran cantidad de premios).
Tras adentrarme en casos concretos sobre historias personales sobre la problemática de la eutanasia, seguiré este artículo aportando mi visión personal sobre este asunto. Para ello debo remarcar que el derecho a la eutanasia debe ser amparado jurídicamente cuando sean se trate de casos extraordinarios, como los citados anteriormente. Estoy a favor que aquellas personas que padezcan cualquier tipo de enfermedad en fase vegetativa o terminal puedan hacer uso de su derecho a morir dignamente y no ser obligados a que se les mantengan con vida utilizando todo tipo de medios técnicos y artificiales, como ocurre con frecuencia en la práctica médica en hospitales u hospicios. Estoy a favor de la eutanasia activa o pasiva cuando sea con el consentimiento del enfermo, de sus familiares y de los médicos y siempre en aquellos casos en que el enfermo padezca una enfermedad incurable e irreversible que la mantenga en estado vegetativo. Por otro lado, creo que el debate ético sobre la eutanasia no es si se debe o no “suprimir” la vida de una persona, sino si es éticamente justificable negar el derecho a morir con dignidad a cualquier persona que esté en estado vegetativo que le prive de poder llevar un tipo de vida digno, soportable y humano. Creo que la vida es un don sagrado, pero opino que a nadie se le debe imponer el derecho a seguir existiendo en contra de su voluntad y de su libertad de conciencia. Abogo que en todos los centros hospitalarios y hospicios del mundo se puede permitir hacer uso de la eutanasia en casos extremos y que se formen personas especializadas en la rama de la tanatología que tengan como fin no sólo el apoyo psicológico y moral del moribundo y de sus cuidados paliativos en las últimas fases de su enfermedad, sino que además se eduque en cómo tener una muerte digna, lúcida y consciente. Abogo también que los tanatólogos eduquen en los centros hospitalarios, hospicios y universidades sobre el significado real de la muerte como tránsito hacia otra vida (esta afirmación está basada en una amplia, profunda y rigurosa investigación sobre la conciencia humana y de las experiencias cercanas a la muerte llevada a cabo por prestigiosos e ilustres científicos del campo de la medicina, la física y la tanatología) y no como un final definitivo de la vida, para que cualquier persona moribunda que se tenga que enfrentar ante la muerte lo haga con entereza, dignidad, esperanza y valor. Nuestra sociedad materialista, tan acostumbrada a vivir de espaldas ante la terrible realidad de la muerte, a pesar de que convivimos cotidianamente con ella, sobre todo cuando la vemos reflejada en la noticias de sucesos de los medios comunicación, debe despertar de su sueño milenario y superar esa negación narcisista a la muerte. Deben los científicos, sobre todo los tanatólogos, educar a nuestra sociedad sobre el significado real de la muerte con el objetivo de logar de una vez para siempre un empuje o salto evolutivo en la conciencia colectiva de toda la humanidad.