SCIENCE & RELIGION (AUTHOR: LLISES FOREST)

PREJUICIOS
SOCIALES RESPECTO A LA RELACIÓN ENTRE CIENCIA Y FE
                                                        

(CONTRADICCIONES
EN EL ÁMBITO DE LA CIENCIA)


                                    

                                                       (ACTUALIZADO)






La
ciencia sin la religión está coja; la religión sin la ciencia está
ciega”


Albert
Einstein

Premio
Nobel en Física

Creencias personales: Religión Cósmica


Introducción





Mucha
gente cree erróneamente que es incompatible por parte de la
comunidad científica algún tipo de vinculación
ideológica-religiosa con la fe en Dios. Esto un bulo muy
extendido por los medios de comunicación y de la sociedad disfrazado
de una falsa verdad que parte del puro desconocimiento, el prejuicio
y de la demagogia. En este artículo no solo demostraré que es
compatible tener una visión científica, racional e intelectual del
mundo con la fe en Dios, sino que además pueden complementarse la una de la otra. Para ellos expondré los principales
prejuicios de la sociedad en relación a esta cuestión. Son los
siguientes:


PREJUICIO: Los científicos no creen en Dios.


REFUTACIÓN: FALSO. Según una encuesta realizada por el Pew
Research Center for the People & The Press
realizada en 2009 a
científicos de la AAAS (American Associaton for Advancement of
Science, Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia), la
institución científica más importante y prestigiosa del mundo, que
agrupa el mayor número de científicos del mundo (edita el magazine
científico Science, una las tres revistas científicas generalistas
de máximo prestigio mundial, junto con Nature y Cell), sobre todo
científicos eminentes, reveló que el 51%
de los científicos de esa institución creen en Dios o algún tipo
de Poder
Superior
o Principio Cósmico Espiritual De ese 51 %, casi todos aceptan la
teoría de la evolución de las especies por selección natural
neodarwinista. El 41% no cree en la existencia de Dios o Fuerza
Superior. El 7% restante no se pronuncian o no saben (NS/NC). En la
comunidad científica existen científicos que tienen una visión
ortodoxa-reduccionista del mundo y científicos heterodoxos con una
apertura intelectual más amplia a cuestiones que los científicos
ortodoxos no defienden (Por ej. la existencia de Dios, la cuestión
de la inmortalidad, la existencia de vida inteligente extraterrestre,
etc.). La realidad es, según diversos encuestas, que los científicos
ortodoxos materialistas representan en realidad una franca minoría
de lo que representa el establishment científico y académico.




Por
otro lado, se realizó un
estudio llevado a cabo por Elaine Howard Ecklund, de la Universidad
de Rice
(EE.UU) a través de entrevistas a una muestra de 275
científicos, seleccionados de una encuesta previa, que incluyó a
2.198 contratados e interinos de las facultades de ciencias naturales
y sociales de 21 universidades de élite de Estados Unidos.



Aproximadamente,
la mitad de estos científicos habían expresado en dicha encuesta
alguna forma de identidad religiosa, mientras que la otra mitad no se
había identificado con ninguna religión.



Los
científicos ateos entrevistados que sí se adscribían a alguna
tradición religiosa esgrimieron razones sociales y personales para
la integración de la religión en sus vidas.



La
misma universidad llevo otro estudio demográfico transcultural sobre
religiosidad
de los científicos en 8 países diferentes.



Los
resultados de esa encuesta
es que la imagen del científico como una persona opuesta a la fe no
se corresponde con la realidad en un alto porcentaje de los miembros
de la comunidad científica. Como ejemplo se proporcionan los datos
de países como India, Italia, Taiwán y Turquía.




«Más
de la mitad de los científicos en la India, Italia, Taiwán y
Turquía se definen como creyentes», afirma el investigador
principal del estudio, Elaine Howard Ecklund, director fundador del
Programa de Religión y Vida Pública de la Universidad de Rice.



En
cuanto el supuesto enfrentamiento entre fe y ciencia, Ecklund señala
que sólo una minoría de científicos encuestados cree que la
ciencia y la religión están en conflicto. En el Reino Unido, por
ejemplo, sólo el 32% de los científicos cree que la religión entra
en conflicto con la ciencia, mientras que en Estados Unidos el
porcentaje se reduce al 29%.



Durante
el estudio, fueron encuestados por los investigadores de Rice 9.422
científicos de Francia, Hong Kong, India, Italia, Taiwán, Turquía,
el Reino Unido y Estados Unidos y algunos de ellos aseguraron que la
religión puede contribuir a dar luz sobre aspectos de la realidad
que estudia la ciencia.

                                                     






PREJUICIO: La inteligencia y la razón están reñidas con la fe.



REFUTACIÓN: FALSO. Un ejemplo gráfico que refuta
completamente este falso prejuicio es el hecho de que, prácticamente,
el 93 % de los científicos que lo concedieron un Premio Nobel
(física, química, fisiología y medicina) relacionado con la
ciencia creen en la existencia de Dios. Tan solo un 7% de los
científicos laureados con el Nobel rechazan la existencia de Dios
(ateos, agnósticos y librepensadores). Como todos sabemos, el Premio
Nobel es la mayor distinción honorífica al mérito científico. Los
mayores genios que revolucionaron la ciencia en todos los sentidos
son casi todos creyentes. Estamos aseverando que los científicos
eminentes que gozan de máximo prestigio y fama internacional creen
en Dios o algún tipo de Fuerza Superior. Quizás, esto viene a
confirmar la cita de Louis Pasteur: “Un poco de ciencia nos aleja
de Dios, pero mucha ciencia nos devuelve a Él”. Se puede ser un
“cerebrito” trabajando en un laboratorio científico y a su vez
tener fe en Dios.



  

                                  













PREJUICIO: E
l
método científico abarca toda la realidad


REFUTACIÓN:
FALSO
El
método científico sirve para testear cualquier teoría a través de
una serie de pasos muy bien elaborados con el fin de probar cualquier
tipo de ley, principio, fenómeno u hecho concreto que sea objetiva y
empíricamente observable, cuantificable, medible,
verificable
y reproducible. Los pasos a seguir son los siguientes:


1.
Observación



2.
Hipótesis



3.
Experimentación



4.
Predicción



5.
Verificación



6.
Falsabilidad



7.
Replicabilidad



Una
teoría no es lo mismo que una ley. La primera de ellas debe ser
probada científicamente siguiendo los pasos anteriores para poder
finalmente demostrarla como una ley universalmente válida.



Leyes
válidas:




La ley gravitacional universal de Newton que establece la relación
entre la fuerza de atracción de la Tierra sobre un cuerpo con masa.




La ley de la mecánica de fluidos de Arquímedes que estudia el
movimiento de los fluidos, así como las fuerzas que operan.




Las leyes de Klepler sobre la mecánica celeste sobre el movimiento
orbital de los astros y el comportamiento de las mareas.



4ºª
La teoría general de la relatividad que establece la ecuación
E=MC2,
,
es decir, la masa de un cuerpo en reposo se convierte en energía al
viajar a la velocidad de la luz.




Las leyes de Mendel basadas en la transmisión por herencia genética
de las características de los organismos de los padres a su hijos.



Teorías
no probadas con el método científico



1.
La teoría de Big Bang en los términos que establece la ciencia
ortodoxa (fluctuaciones cuánticas de vacío cósmico por azar).



2.
La teoría del Big Crunch



3.
La teoría sobre los multiversos paralelos



4.
La teoría de supercuerdas



5.
La teoría del éter



6.
La teoría del caos



7.
Las teorías sobre los agujeros negros



8.
Las teorías sobre la materia y energía oscura



9.
La Teoría M (Teoría del Todo)



10.
La teoría de la evolución por selección natural en los términos
citados por la ciencia ortodoxa (selección natural, supervivencia
por adaptación al entorno, mutaciones genéticas aleatorias,
materialismo y azar).




En
casi todos los casos citados, se basan en meras especulaciones
científicas. Por ejemplo, desde la física se ha planteado la
existencia de los multiversos paralelos y la teoría de supercuerdas,
a pesar de que no ha pasado la criba científica del método
científico. Sabemos que muchas de las teorías que postulan los
físicos, a pesar de estar avaladas por modelos matemáticos, no
están
comprobadas científicamente. Se basan en la mera especulación
científica. De hecho, la famosa Teoría del Todo, una teoría que
unifica la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, la
mecánica cuántica, la teoría de supercuerdas y las 4 fuerzas de la
naturaleza no es más una marco teórico muy amplio basado en una
serie de teorías independientes, avalados por modelos matemáticos,
que pueden explicar la realidad, pero no están basadas dichas
teorías en la observación
empírica, la experimentación, la verificabilidad y la
replicabilidad. El hecho de que dichas teoría no son falsables en
base a la terminología popperiana, no podemos, al menos a nivel
práctico, dar por válidas dichas teorías, por muy bien que están
formuladas desde el campo de las matemáticas y la cosmología. Sin
embargo, este tipo de teorías
se discuten e, incluso, se dan por válidas en los ambientes
científicos y académicos más ortodoxos.


Otro
ejemplo de ello lo tenemos con la controvertida teoría de la
evolución de las especies por selección natural. Se basan en un
conjunto de teorías inderdependientes, a primera vista avaladas
desde un punto de vista científico interdisciplinario (biología
evolutiva, etología, genética de poblaciones, anatomía comparada,
paleoantropología, sociobiología, microbiología, psicobiología
comparada, neuroetología, zoología comparada, filogeografía,
taxonomía clasificar, biogeografía, ecología del comportamiento,
etc.) que todas unidas han contribuido a desarrollar un marco teórico
global que explique el origen y la evolución de las especies. No
obstante, más bien lo que se ha conseguido es más bien elaborar una
“supuesta”
teoría general, aparentemente avalada desde diferentes
perspectivas científicas, para desarrollar en un mismo esquema o
marco teórico las primeras teorías propuestas por Charles Darwin
sobre la evolución de las especies por selección natural. Esto dio
lugar a la famosa teoría evolutiva neodarwinista. No obstante, la
teoría de la evolución no está avalada con el método científico
oficial. Por ejemplo, nunca se ha logrado observar en un experimento
de laboratorio como una especie muta genéticamente de manera
aleatoria para dar lugar
a
otra especie diferente. Todas las supuestas “pruebas” recogidas
en este campo tiene un carácter puramente retrospectivo, es decir, a
partir de los restos paleontológicos de un primate o de cualquier
otra especie se ha elaborado un esquema teórico para explicar esta
teoría. No tiene un carácter, por tanto, prospectivo, basado en la
observación empírica, la experimentación, la verificabilidad, la
falsabilidad y la replicabilidad. Por tanto, estamos hablando de una
teoría meramente especulativa, aunque tenga principios o fundamentos
válidos (selección natural, adaptación y evolución), no
significa que sería totalmente válida.
De hecho, no hay
consenso total por parte de la comunidad científica respecto a la
validez universal de esta teoría. La verdad es que se trata de una
teoría muy simplista no contrastada y comprobada con el método
científico. Presenta, por tanto, esta teoría defectos de forma o
de contenido insalvables que ponen en entredicho algunos aspectos que
plantea dicha teoría (mutaciones genéticas aleatorias, materialismo
y azar). (Si ya no está probado con el método científico que una especie mute genéticamente para dar lugar a otra especie, tampoco se comprobó que una cadena sucesiva de millones de combinaciones aleatorias dieran lugar a lo largo del tiempo a los seres humanos y nuestro complejo cerebro (neocórtex racional) y autoconciencia). 




En
definitiva, la ciencia acepta en los ambientes científicos y
académicos muchas teorías que en realidad no están
demostradas con el método científico. Se discuten, se imparten
conferencias en universidades, se publican en revistas científicas y
se le otorga “legitimidad científica” a pesar de no estar
comprobadas a través de las metodología científica neopositivista.



Esto
es una gran contradicción, ya que muchos escépticos apelan al
“sacrosanto” método científico para “despachar” sin más
otro tipo de teorías que tampoco están demostradas científicamente
(Por ej.: la existencia de Dios, la inmortalidad, la existencia de
vida inteligente extraterrestre, el alma humana, etc.). De cualquier manera, está claro que el método científico no abarca toda la realidad. Por ej.: la experiencia subjetiva del amor no se puede demostrar con el método científico en un experimento de laboratorio. Si bien es cierto, que a través de escáneres de resonancia magnética cerebral se ha descubierto los mecanismos neurales implicados en las emociones, conociendo que partes del cerebro se activan o desactivan, el contenido de las emociones no se pueden probar científicamente. ¿Puede el frío y aséptico método científico probar un sentimiento tan sublime, refinado y puro como el AMOR? ¿Sólo por el simple hecho de que no se puede demostrar científicamente significa que no existe?¿Puede la ciencia demostrar con el método científico la experiencia mística de la comunión con el Cósmos? ¿Puede el método científico responder a las grandes cuestiones existenciales del ser humano? ¿Y la experiencia noética, iluminadora y sagrada de la mística?



PREJUICIO: El progreso científico acabará relegando la hipotética
existencia de Dios al mundo de lo imaginario, de la mitología y de la
superstición.




REFUTACIÓN: FALSO. Nadie discute que el progreso y avance
científico logrará desentrañar casi todos los misterios del
Universo y sobre el origen y evolución de la vida. A medida que
avanza el pensamiento científico, menos recurrente son las
explicaciones “mágicas”, sobrenaturales y supersticiosas sobre
todos los misterios relacionados con la naturaleza. El pensamiento
anacrónico medieval, basado en la mitología, la superstición, la
magia, las creencias paganas y la superchería, ha sido relegado por
el pensamiento científico y racional basado en el conocimiento, en
el progreso y en la ilustración. Antiguamente, la creencia en las
posesiones demoníacas era algo recurrente en las enfermedades
psicosomáticas y mentales. Los mitos, las creencias “mágicas”,
el esoterismo, la astrología y otras cuestiones fueran actualmente
relegados por el pensamiento racional, intelectual, científico e
ilustrado al mundo de la pura superstición, charlatanería y la
superchería. En este sentido, la ciencia ha logrado una sociedad más
madura, evolucionada, más culta, más libre y refinada que no esté
alienada al pensamiento mágico, la superstición, los dogmas
religiosos, la mitología y la superstición.





Ahora
bien, dar el salto mortal y decir que la ciencia podría acabar
explicándolo todo es una absoluta falacia. La creencia popular es
que el progreso científico acabará por desterrar la creencia en
Dios en una simple superstición y anacronismo. De hecho, la famosa
Teoría del Todo pretende establecer un marco teórico global que lo
explique absolutamente todo (origen y evolución del Universo,
propiedades, fundamentos, principios, constantes, leyes y fuerzas que
rigen el Cosmos, el origen de la vida y su desarrollo y evolución,
etc.), una teoría que excluye a Dios como el principal mentor de
todo cuanto existe. Sin embargo, esta teoría no es más que una utopía
científica. Según un principio fundamental y universalmente válido
en ciencia, el Teorema de Kurt Gödel, establece una serie de límites
para las matemáticas y para el conocimiento científico en general.
Según este principio científico universal, equiparable a la teoría
general de la relatividad de Einstein
y el principio de incertidumbre de Heisenberg, existe aspectos que
son imposibles
de conocer debido
a las limitaciones inherentes a cualquier sistema de conocimientos,
incluyendo a la propia ciencia. Coloquialmente
hablando, viene a
decir
que la ciencia jamás podrá conocer los secretos últimos del
Universo. Cualquier sistema de axiomas, basado en la lógica y
matemáticas puras, será incompleto. La ciencia nunca tendrá la
respuesta a todos los misterios sobre los fundamentos, principios,
leyes, reglas, constantes, variables y fuerzas del Universo. Por lo
tanto, la ciencia jamás podrá probar la inexistencia de Dios.
Siempre habrá margen suficiente, por muy desarrollada
a nivel intelectual que esté el ser humano (actualmente, nuestro
nivel de desarrollo intelectual no pasa del 15 % del potencial de
nuestro cerebro) y por mucho que haya progresado la ciencia. La
ciencia jamás podrá refutar científicamente la hipotética
existencia de Dios.



Algunos
científicos, como Stephen Hawking, han llegado a afirmar que, a día
de hoy, Dios es una hipótesis científica innecesaria para explicar
el origen, desarrollo y evolución del Universo y de la vida. Esto no
es más que
una
falsa
verdad.
Una Teoría del Todo que excluya como hipótesis a posteriori la
intervención de un Creador, no es más que
una entelequia pseudocientífica
disfrazado bajo una “falsa verdad”. Creer en lo contrario, serían
entrar en el proselitismo ateo, la pseudociencia, la falacia y la
demagogia gratuita.





PREJUICIO: La razón jamás podrá probar la existencia de Dios.


REFUTACIÓN: FALSO. Muchos piensan que la
creencia en Dios no es más que un dogma de fe. Se cree que desde el
racionalismo y el intelectualismo, Dios es una mera hipótesis
excluyente. Nada más lejos de realidad. Muchos filósofos e incluso
científicos afirman que se puede llegar a postular la existencia de
Dios desde el puro racionalismo. De hecho, existen argumentos
racionales, intelectualmente válidos, que apoyan la existencia de un
Creador. Entre eses argumentos, hay que citar los siguientes:




1. El argumento basado en el principio antrópico

2. El argumento basado en el principio teleológico

3. El argumento basado en el principio cosmológico

4. El argumento basado en las leyes científicas de la
termodinámica.

5. El argumento basado en un principio ontológico


6.
El argumento basado en un principio antropológico


7.
El argumento basado en un principio moral




Todos
eses argumentos racionales por separado o en su conjunto prueban la
existencia de algún tipo de INTELIGENCIA CREADORA, ORDEN SUPERIOR,
LEY CÓSMICA DIVINA UNIVERSAL, PRINCIPIO SUPERIOR O ENERGÍA SUPREMA.



Desde
la física se ha planteado la existencia de Dios atendiendo a una
serie de magnitudes cosmológicas que rigen en el Universo. Ejemplos:



1.
La sincronía, equilibrio, precisión y simplicidad de sus leyes físicas
que han permitido el surgimiento de la vida.



2.
La precisa y calibrada intensidad de las 4 grandes fuerzas de la
naturaleza (gravitatoria, electromagnética, interacción nuclear
fuerte e interacción nuclear débil).



3.
La composición de la materia (que las partículas subatómicas
tengan la masa y la carga eléctrica
exacta para dar lugar a la vida).



4.
La intensidad precisa del Big Bang para
dar lugar al Universo actual.



5.
El ritmo preciso de la expansión del Universo



6.
La existencia de elementos químicos necesarios en la naturaleza
(carbono, oxígeno, helio, nitrógeno,
etc.)
para dar lugar a la vida.



7.
Los parámetros exactos relacionados con la teoría de relatividad
general y que el universo esté
formado por
3 dimensiones espaciales y 1 dimensión temporal. Un universo de 2
dimensiones espaciales y 1 temporal sería inviable para el
surgimiento de la vida. La constante de la relatividad general está
perfectamente ajustada. Si las partículas subatómicas pudiesen
viajar más rápido que la luz, se produciría una irregularidad
espacio-temporal que provocaría un colapso cósmico por efecto
de los agujeros negros.



8.
El ajuste perfecto en relación a la asimetría entre materia y
antimateria. Si las partículas fundamentales de la materia tuvieran
una carga eléctrica inferior,se produciría un colapso cósmico por
el efecto de la antimateria.



9.
La supersimetría entre matería y energía oscura y que todas sus
variables están
perfectamente calibradas para el origen y evolución del Universo y
de la vida.



10º
Los parámetros exactos que rigen el sistema Sol-Tierra (Ej. la
distancia precisa entre Sol y Tierra, la inclinación de eje de la
Tierra para dar lugar a la estaciones y
los cultivos de aprovisionamiento, el perfecto grosor de la capa terrestre, la existencia del agua como
elemento químico indispensable
para el surgimiento de la vida, el campo geomagnético de la Tierra,
la presencia del ozono en la estratosfera que nos protege de la
radiaciones
ultravioleta del Sol, etc.)


6º PREJUICIO: Los científicos no creen en los milagros ni en los fantasmas.


REFUTACIÓN: FALSO. Un buen científico puede ser un gran genio a la hora descubrir nuevos inventos, formular ecuaciones en una pizarra de una universidad, observar el Cosmos con un telescopio o descubrir en un laboratorio a través del microscopio una nueva técnica para erradicar una enfermedad, y ser al mismo tiempo un gran devoto de la fe o en los milagros. El pensamiento científico mediocre es aquel en no ver más allá de su percepción limitada por los sentidos que a través de las pequeñas cosas, a través de la microbiología, surgieron los grandes milagros de la vida. Todo es un milagro, desde la formación de un embrión humano a partir de la fecundación de un óvulo por un espermatozoide, que la vida puede surgir de la materia inorgánica o inerte, que exista un principio cognoscible e inteligible entre los hombres y Dios, que la evolución de ser humano dé lugar a la cosa más compleja del Universo, el cerebro y la autoconciencia, etc. El milagro de la vida se debe a que existe un principio de reciprocidad, singularidad y correspondencia en los parámetros micro-cósmicos y macro-cósmicos. A nivel de microscópico, el surgimiento de la vida es literalmente un milagro, tanto si es fruto del azar como si no lo es. A nivel macroscópico, el origen de Universo a partir de una Gran Explosión Caótica para dar lugar a través de serie de variables cosmológicas a un orden regulador, sincronía, simplicidad, elegancia, armonía y equilibrio en todas las leyes, constantes, fuerzas y propiedades de la materia para el surgimiento de galaxias, planetas, estrellas, nebulosas, quasares, supernovas, nebulosas, cometas, pulsares, etc. y finalmente dar lugar a la vida es un verdadero milagro. No hay otra forma racional de verlo si sensatamente honestos y cabales. 

Las estadísticas dicen que la probabilidad de que surgiese por azar todo el Cosmos y la vida a partir de una fluctuación cuántica del vacío físico es prácticamente nula. Por lo tanto, solo se puede apelar a un hecho sobrenatural. Esto es consecuente con la idea de que el Universo refleja un Gran Diseño. La pregunta ineludible es: ¿Quién fue su Diseñador? La respuesta es Dios. (Está claro que para Stephen Hawking no lo es. El concepto que él tiene de Dios es muy simplista, a pesar de que muchos físicos están en contra de su visión ingenua del mundo.) Los físicos cuánticos dicen que el Universo proyecta un Diseño o una Idea. Entonces, dejándonos de abstractismos: ¿quién fue el Ideólogo? Lo que decían Galileo, Newton o Einstein ¿Quién es para ellos El Gran Relojero, El Gran Mecánico o El Gran Diseñador?. Ese es Dios. Pero, ¿Qué es Dios bajo mi punto de vista? Dios es como un Servidor Central de Intercambio de Información Cuántica (Macrocomputadora Cuántica) compartida a través de una Red Universal de Información a todos las unidades de Microcomputadoras Cuánticas del Universo (seres humanos).






PREJUICIO: La ciencia y la fe son mutuamente excluyentes e
incompatibles.


REFUTACIÓN:
FALSO.
La ciencia trata de encontrar una respuesta racional lo
más aproximada posible, basada en el método científico, a
cuestiones sobre el origen, desarrollo y evolución del Universo y de
la vida, sobre las leyes físicas que operan en la naturaleza, sobre
la composición de la materia, sobre origen y función de nuestro
Genoma Humano, en tratar de encontrar la cura de las enfermedades, de
explicar las las constantes, fundamentos, reglas y principios que
rigen en el Cosmos a través de la formulación de teorías, modelos
o paradigmas que expliquen la realidad, etc.





La
ciencia enuncia una serie de teorías que deben ser testeadas con el
método científica empirista
y neopositivista. Una vez que se ha validado un conjunto de teorías
sobre un mismo campo científico (por ej. en física o biología)
tenemos como resultado una serie de modelos científicos que dan
lugar en un contexto más amplio al surgimiento de un paradigma
científico (Por
ej. el
paradigma mecanicista y determinista de la física clásica
newtoniana fue sustituido por el paradigma indeterminista y
relativista
de la física moderna einsteniana).



Como
sabemos, la ciencia nos ha ofrecido las repuestas a muchos misterios
o problemas relacionados con la cosmología, la física, la química,
la biología, la genética, la medicina, la zoología, la
microbiología, la paleontología, la astrobiología, la
parapsicología, etc.



La
ciencia ha facilitado
un progreso cualitativo
de la humanidad en muchos campos: biomedicina, nanotecnología,
ingeniería genética, inteligencia artificial, telecomunicaciones,
sistemas de transporte, bioenergía, tecnologías de la información
y de la comunicación (TICs), realidad virtual, electrónica,
tecnología biónica, tecnología biométrica, biotecnología,
carrera espacial, misión a Marte, la computación cuántica, la
reprogramación celular, nuevas técnicas de prevención, detección,
diagnóstico
y tratamiento de enfermedades, etc.




En
cualquier caso, la ciencia se basa en la observación, la
experimentación, la predicción, el análisis comparativo, la
inferencia y el razonamiento deductivo. Esto es la base de toda
ciencia (“scientia”:
conocimiento).





En
lo que respecta a la religión, se basa en un conjunto de dogmas,
verdades reveladas, de preceptos y de valores humanos, éticos y
espirituales que inspiran y guían a la vida humana. La religión
(“religare”: volver al origen) tiene como función dar un sentido
a la vida, explicar el por qué de las cosas (la ciencia solo explica
el cómo), ofrecer una visión más esperanzada y consoladora al
sufrimiento humano, aborda los contenidos ocultos del alma e intenta
establecer una relación armónica y cordial entre los hombres y
Dios.


Por lo tanto, la religión actúa más bien en el
plano humano, moral y espiritual de la vida los humanos y la ciencia
en el plano material sobre el origen de las cosas. Son dos
cosmovisiones perfectamente compatibles porque tratan de diferentes
cuestiones o planos que no se superponen. Es posible ser un lumbrera
en un laboratorio, formulando ecuaciones, y al mismo tiempo tener un
sentido espiritual de la vida. Científicos, como Peter Higgs, premio
Nobel de Física y Príncipe de Asturias de Investigación Científica
y Técnica por el descubrimiento del bossón de Higgs, la partícula
primigenia que da fundamento al origen y evolución del Universo tras
el Big Bang hace 13.800 millones de años, llegó a decir que es
compatible la profesión científica con la fe en Dios. En la misma
línea, Francisco José Ayala, teólogo, biólogo y genetista,
ex-presidente de AAAS (American Association for Advancement of
Science), premio Templeton, autor del bestseller “Darwin y el
Diseño Inteligente”, afirmó que ciencia y fe son compatibles ya
que tocan planos que no se superponen.





La
mayorías de los científicos del mundo están de acuerdo que la
ciencia no tiene que estar necesariamente reñida con la fe. Son dos
cosmovisiones diferentes que actúan en planos distintos. Por lo
tanto, la vieja premisa de que la ciencia es incompatible con fe no
es más que una idea retrógrada, es decir, demagogia pura y dura.
Además, las últimas encuestas sobre religiosidad de los científicos
muestran la tendencia que tienen los científicos en no ver un
conflicto alguno con la fe y creen necesario, sobre todo en el ámbito
de la comunidad científica y académica, en tender unos lazos de
entendimiento entra esas dos disciplinas para una comprensión más
profunda de la realidad a todos los niveles.



Actualmente,
hay un diálogo más fluido, más abierto y más receptivo entre
ciencia y fe. Estamos asistiendo, sin temor equivocarme, y pesar de
las rencillas históricas que siempre hubo entre estas dos
cosmovisiones, a una unión ecuménica entre ciencia y fe. ¡Ahí es
nada!


  


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